Todo el tiempo con Tsunade-shishou la había entrenado para este momento, la mujer se había asegurado de romperla, deshacerla, destruir cada uno de sus huesos y volver a ensamblarlos en una mejor versión de sí misma, una que fuera completamente capaz de correr a la par de Naruto mientras se metían a la horrible guarida de aquel que alguna vez fue compañero de su mentora, tal como había sido compañero suyo la misma persona que en primer lugar los había hecho llegar aquí: Sasuke.
Una parte de sí misma sentía que el encuentro con Sasori (aún con todo lo horrible que había sido); genuinamente fue la parte fácil: sacar valor del fondo de su corazón, mantenerse a la par de Chiyo-sama para poder luchar juntas y resistir el embate de todas las marionetas, lidiar con las repercusiones que era sufrir ataques, sufrir envenenamiento, luchar sin saber si realmente vería el día de mañana, pero deseosa de poder avanzar un paso más cerca de su objetivo, del objetivo que tanto ella como Naruto tenían en común.
Al fin, al fin estaban más cerca de ese deseo mutuo, aprovechando la misma información que habían recabado, lidiando con todo lo que los hizo llegar hasta este minuto.
Un minuto donde su corazón latía como loco a la par que giraba tras una esquina: ¿Como estaría? ¿Qué tan diferente estaría? No sabía que esperar, bueno, esperaba su negación, que no quisiera regresar con ellos, que incluso intentara cerrarse en sí mismo, estoico y callado como siempre había sido, sin lugar a dudas estaba segura que iba a tener que usar la fuerza, y al menos esta vez no dejaría todo en manos de Naruto; No, esta vez ambos lucharían, aún si una parte de sí misma creía que de nuevo aparecía una escena como la del hospital, esta vez no lloraría en medio de ambos, esta vez alzaría su puño y le demostraría a Sasuke que también era una fuerza a considerar, porque lo era, porque se había preparado, porque su amor incondicional estaba abrazado por su temperamento, por su propio enojo para con el hombre que se había ido, esta vez, sin duda, iba a presionar, no solo a llorar, le demostraría que lo amaba a la par que deseaba su regreso con furia abrazadora.
-Sakura-chan-
La voz de Naruto la distrajo de su propia divagación, notando al fin de pie como los caminos a su al rededor serpenteaban, abriéndose como una red donde al menos iban a tardar lo suyo en saber por dónde ir: cinco caminos se dividían, cinco que potencialmente podían tener al joven Uchiha o a algún enemigo.
Una mueca se formó en sus labios, dudativa, no podían ponerse a ir uno por uno, y ni ella ni Naruto eran expertos en rastreo como para buscar específicamente la firma de chakra de Sasuke, tanto que entre ambos se miraron, antes de que el rubio sonriera de esa manera suya mientras un sello tan común para él aparecía.-El que encuentre primero al Teme tiene el honor de darle el primer golpe.- comentó, divertido, para cuando unos pocos puff aparecían a su al rededor, tres clones bastaron para cubrir los caminos que ni ella ni el eligieron de forma individual.
Sonrió, porque Naruto seguiría siendo él siempre, y era la única luz en medio de esa oscuridad agobiante que le comía el corazón.
Y si ella se sentía así cuando apenas llevaba algo de tiempo dentro, no quería pensar en cómo se sentía Sasuke estando aquí completamente solo por más de un año; Aquel pensamiento no pudo más que reafirmar sus propios deseos sobre agarrarlo y llevárselo, nadie merecía estar aquí, y aun si él se había venido por voluntad propia, definitivamente era su deber como su compañera el dejarle en claro que debía volver a casa con ellos, a de nuevo formar el equipo 7 como siempre habían sido. -
El clac clac clac de sus propias pisadas hizo eco tras sus oídos para cuando una puerta al fin apareció en su rango de visión.
Dudó unos momentos, pasando saliva lentamente por su garganta con nervios, antes de ir y apoyar la palma sobre el pomo de la puerta, abriéndola de una forma que para sí misma se sintió eterna, especialmente cuando en cámara lenta, notó a quien estaba sentado ahí, sobre un pobre intento de cama, con nada más que las farolas al rededor iluminando tenuemente su figura que la miraba fija y directamente: el sharingan brillaba tras sus párpados, aumentando el aura atemorizante que ya de por si él exudaba.
En ese minuto no tuvo manera de enterarse que al mismo tiempo que ella se lo encontraba de esta manera, Naruto también se lo estaba encontrando en otra área de la guarida.
Verlo de nuevo le dejó en claro una simple verdad: sus sentimientos seguían siendo los mismos, más maduros seguramente, más sinceros del todo, pero sin lugar a dudas, el sentimiento, el latido rápido de su corazón, seguía siendo el mismo, a pesar de que sus instintos afilados por el entrenamiento le hacían gritar que la persona frente suyo era peligro puro, que si quería salir viva debía huir sin mirar atrás. - Más lo ignoró, era Sasuke, él no la lastimaría a pesar de todo, ¿Verdad?
-Sasuke, con Naruto hemos venido por ti, debes regresar a casa con nosotros-
Soltó, un paso, otro paso, armándose de valor frente al hombre que continuaba en pleno mutismo frente suyo, llegando a frustrarla un poco por la manera en que la miraba. -Todo tendrá solución, solo debes regresar y ...- calló, no porque no quisiera seguir hablando, sino porque en lo que no fue más que un parpadeo ya lo tenía frente suyo, con esa estatura que ya la superaba, con esos ojos rojos fijos en su rostro, mirándola con el rostro ligeramente inclinado.
-Sigues siendo tan molesta-
Masculló, en un tono que sonó a una burla pesada y a la vez resignación, ¿O quizá aceptación? No estaba muy segura, tampoco se dio el tiempo de meditarlo, y es que esa respuesta, que dijera nada más eso en vez de solo aceptar irse, hizo que el enojo y malestar le fluyera desde el estómago hasta la garganta, frunció el ceño, cometiendo el error común que cometería cualquier ninja al enfrentar al Uchiha: mirar sus ojos rojos. -Te estoy diciendo que debes volver a casa, vamos. - soltó, sin dejarse intimidar, con el mentón en alto.
Le pareció ver un atisbo de su sonrisa en su rostro, ese rostro que ya iba dejando atrás los vestigios de la infancia, más cincelado, más masculino. -¿Y si no voy, que? -
Arqueó una ceja en respuesta, ¿Qué clase de preguntar era ante algo tan obvio? -Naruto y yo hemos venido por ti, no nos iremos sin ti, somos un equipo, somos familia- devolvió, irritada, enojada, solo para ver como el hombre rodaba sus ojos en el minuto en que el nombre del rubio se filtró de nuevo de sus labios, emitiendo un ruidito que sonó a un bufido, y entonces ocurrió, lo extraño, tan rápido como él se movía fue que simplemente sintió su mano sujetando su rostro, sin preverlo de ninguna manera, la mano masculina sujetaba con fuerza, obligándola a continuar manteniendo sus miradas unidas. -¿Qu..que haces? - masculló, de vuelta, súbitamente nerviosa.
La bandana de Konoha cayó con un ruido sordo de su cabello para cuando la otra mano se movió, soltando el nudo sin mucha dificultad, y el hecho de que Sasuke se mantuviera así, mirándola, aparentemente sin perturbación alguna ni movimiento de ningún tipo, solo sujetando su rostro, causó que por un segundo dudara de lo que la rodeaba.
-Espera... Esp...-
Algo estaba mal, algo no iba como debía ir, el hecho de que afirmara su rostro, lo sujetara con fuerza y simplemente forzara su boca a alzarse contra la suya, algo estaba mal y era confuso, especialmente cuando lo vio, con tal claridad que atemorizaba, su boca se abría también, él se inclinaba también, ¿Por qué lo hacía? ¿Que estaba buscando? El primer instinto fue querer alejarse, confundida, no porque no lo deseara, sino porque no lo esperaba, su aliento golpeándole el rostro se sentía tan real que por un momento genuinamente creyó que era verdad.
Pero debía ser una ilusión, alguna mentira, seguramente el enemigo la había agarrado y por eso tenía a Sasuke tan próximo así misma inclinando su cabeza como si quisiera besarla, no había ningún escenario donde esto fuera realmente algo real.
Movió sus pequeñas manos en un sello, aún con su rostro sujeto con suficiente fuerza.
-Ka..Kai-
Gruñó contra sus labios, tratando de dispersar la ilusión antes de dejarse llevar, más, la sonrisa que mostró en su boca la desconcertó, especialmente cuando se quedó ahí, a centímetros de sus labios, con sus alientos mezclándose, con esos ojos rojos completamente fijos sobre sí misma. ¿Y el latido que sentía desesperado? Definitivamente eso era su propio corazón completamente confundido por la situación que estaba viviendo en este momento.
-No te preocupes Sakura, soy el real-
La forma en que dijo su nombre, incluso la burla que había detrás respecto a quien era, ¿Era real? ¿Realmente era real? ¿Que se supone que hacían? La tenía sujeta con tanta fuerza que no tuvo oportunidad de intentar alejarse, al menos, no lo suficiente como para evitar lo que vino a continuación: sus labios estaban sobre los suyos, moviéndose con insistencia, con desesperación y necesidad, al punto en que sintió perfectamente sus dientes morder su labio inferior, de tal manera en que le fue imposible acortar el gemido que se le escapó.
Y él lo aprovechó, totalmente, sintió muy bien su lengua introducirse en su boca y extender el beso con más fuerza y más dominancia, manteniéndola tan sujeta como para que no pudiera escabullirse o dudar, y su boca, dios, su boca, se sentía como si realmente él estuviera frente suyo besándola como siempre deseo que lo hiciera.
La bandana de Konoha reflejó sus cuerpos en el minuto perfecto en que la empotró contra una pared sin dejar de besarla.
Sus sentidos se embotaron, su cuerpo reaccionó por inercia, de forma violenta y directa sus pequeñas manos se fueron a los bordes de esa camisa que él usaba y jaló, tirándola hacia abajo, desnudándolo de un solo movimiento de la cintura hacia arriba, permitiéndole sentir bajo sus palmas cada músculo, cada parte entrenada para ser letal, el calor de su piel y el pulso acelerándose a la par del suyo mientras continuaban besándose, olvidando donde estaban y lo que hacían.
No alcanzó a quitarle más ropa para cuando su mano dejó su rostro y sujetó sus muñecas, forzándola a tenerlo por sobre su cabeza a la par que lo miraba, respirando rápido, acalorada, confundida y con la visión hasta distorsionada: debía ser un pecado verte tan atractivo en medio de una cueva oscura, lúgubre y mohosa, pero de una u otra manera Sasuke se las arreglaba para verse así, con esa media sonrisa, con su altura, con sus caderas dándole soporte contra la pared y con...
¿Lo que sentía contra su pelvis era su erección?
La idea la excitó tanto como la descolocó, relamió sus labios, y más movida por instinto a estas alturas, movió su cintura solo para restregarse más contra él, tanto que lo sintió presionarla más mientras su mano libre recorría su figura, como si quisiera remarcar cada nueva curva que había aparecido cuando la pubertad hizo lo suyo en ella: Caderas más anchas, muslos más gruesos, su trasero su mayor atributo (Y claro que él lo noto, considerando que lo apretó con algo más de fuerza); Tal vez no tenía el pecho más grande, pero ya tenía, pechos suficiente llenos como para caber en sus palmas, solo bastaba con que su mano dejara de acariciar su trasero y subiera para comprobarlo.
-Esto debe ser alguna ilusión enemiga-
Masculló en un momento de lucidez, como si se negara a desechar la teoría que ya había tenido, más él solo sonrió, y un sonido ronco y bajo, que le sonó familiar a una risa, fue lo único que recibió mientras su boca se ganaba sobre su cuello, empezando a morder y chupar suavemente. -Si alguien más que yo te metiera en una ilusión como esta, lo mataría- advirtió, como si fuera no más que una lógica simple e inevitable: solo él podía tocarla para tenerla así, real o ficticio, no daba cabida para que otra persona pudiera darse este lujo.
Y como si quisiera reafirmar ese hecho fue que la mano que la acariciaba fue al costado de su pantalón corto, jalándolo ligeramente para bajarlo, suficiente como para que sus bragas claras se notaran, sonrojándola suficiente como para que girara más el rostro y evitara mirarlo, en especial cuando hizo el mismo ademán con la ropa interior, bajarla ligeramente para tener mejor acceso a su zona más íntima, zona que estaba empapada, totalmente, con un ligero hilito que se unía a su ropa producto de la propia humedad.
Le dio la impresión de que el sharingan se oscurecía suavemente mientras su mano se abría su propio camino.
Más dio un ligero brinco cuando llegó a su meta, aun negándose a mirarlo, súbitamente cohibida, en especial cuando sus dedos acariciando de forma lenta y pausada los contornos húmedos, un solo dedo bastó, abriéndose paso con suaves movimientos de círculo, apretó los labios, cerró los ojos con fuerza y trató de repetirse así misma que esto de una u otra manera no era lo que debía ocurrir: ¿Donde estaba la lucha? Incluso si era una como en el hospital, es más, ¿Dónde estaba metido Naruto? ¡Iba a llegar en cualquier momento y los vería de esta manera!
Casi como si hubiera adivinado que estaba pensando en otra persona fue que sintió como la mano soltaba sus brazos y sujetaba su rostro para volver a besarla al mismo tiempo en que su dedo se abría paso por su interior estrecho, lento, muy lento, apabullándola entre sus labios y aprovechando su humedad para darle ese sentimiento de entrada que se sintió ajeno, diferente y mucho más caliente que las veces en que había explorado su propia sexualidad en la privacidad de su alcoba.
No podía negarse que el protagonista de todas esas veces era el mismo hombre frente suyo, pero esto era por mucho diferente, tan diferente como para saber que no estaba bien .-Sas..Sasuke, espera- pidió, bajito, para cuando un segundo dedo intentaba abrirse paso, pero él no le dio mucho margen de maniobra, en especial cuando a la par que la exploraba, su pulgar subió para acariciar ese botón sensible escondido, haciéndola morder los labios con tal de intentar callar los ruidos que querían salir. -Así no- le reclamó él, bajo, ronco. -Di mi nombre bien. - ordenó.
Tardó en entenderlo, en especial cuando sus dedos encontrar ese punto exacto cómodo, suficiente como para que no pensara mucho en otra cosa que no fuera él, él y sus caricias directas, él masturbándola, su cadera se movió con necesidad, su boca empezó a dejar de ser capaz de aguantar los suspiros y gemidos.
-Sakura-
Ordenó, frunciendo el ceño, y casi que quiso llorar cuando sus manos dejaron de moverse.
-Sasuke-kun-
Lloriqueó, pero claramente era lo que él quería, pues sonrió, y movió su mano más rápido, follándola con nada más que eso mientras sujetaba su cuello con su otra mano y la besaba con necesidad, bebiendo de sus gritos de gusto a medida que el orgasmo se aproximaba, más, más, tan cerca y tan palpable, sus pequeñas manos se sujetaron a sus hombros, arañando la piel mientras él seguía en su tarea de hacerla sentir bien con nada más que sus dedos.
Hasta que ocurrió, un orgasmo mucho más placentero que los que tuvo alguna vez por sí misma le golpeo con fuerza, dejándola lánguida, haciéndola gemir demasiado fuerte contra su boca, mientras se apoyaba en él, respirando rápido y agitada, solo para ver como una vez sacó los dedos de su interior se los llevaba a la boca, lamiéndolos.
Lentamente el mundo empezó a volverse más oscuro, mientras su voz, como un eco, resonaba tras su cabeza.
-Hay tantas cosas que quiero hacerte... pero será para la próxima vez. -
.
-¿Sakura-chan? ¿Estas bien? ¡Despierta! -
Los gritos la sacaron de su estupor, lentamente el mundo volvió a tener sentido para cuando abrió los ojos, encontrándose así misma en medio del bosque a las afueras de la cueva, aturdida, con sus ojos puestos en la figura de Sai sonriente y Yamato-sensei mirándola con preocupación, un Naruto, totalmente alterado, tenía sus manos en sus hombros, zarandeándola al punto en que no pudo más que apartarlo con su fuerza monstruosa para que no la hiciera vomitar con sus movimientos constantes.
-Estoy bien, ya, cálmate- Pidió, para cuando se levantaba, escuchando como el rubio suspiraba con alivio, pero no alcanzó a cuestionar mucho que pasó, que hacían, para cuando el mismo rubio continuo con sus quejas: Se había encontrado a Sasuke peleando con Sai, completamente serio el condenado, y lo atacó, antes de decirle que no volvería, ¿Y qué fue lo peor? Que cuando él se había dispuesto a devolverle la ofensiva, demostrarle su entrenamiento, había notado que el maldito no era más que un estúpido clon.
Aquello la sorprendió.
Pero Yamato a su costado se inclinó mientras extendía en su dirección su bandana, completamente desatada. -Te encontramos recostada en la cama de una habitación, ¿Todo en orden? - cuestionó, causando que no pudiera más que asentir, de que todo estaba en orden, lo estaba, pero aún no terminaba de entender realmente qué había sido eso, en especial por el detalle pequeño pero importante: si ella no traía su bandana, si él realmente se la había quitado...
¿Había sido real?
Bueno... él le había dicho que lo era.
Una parte de sí misma sentía que el encuentro con Sasori (aún con todo lo horrible que había sido); genuinamente fue la parte fácil: sacar valor del fondo de su corazón, mantenerse a la par de Chiyo-sama para poder luchar juntas y resistir el embate de todas las marionetas, lidiar con las repercusiones que era sufrir ataques, sufrir envenenamiento, luchar sin saber si realmente vería el día de mañana, pero deseosa de poder avanzar un paso más cerca de su objetivo, del objetivo que tanto ella como Naruto tenían en común.
Al fin, al fin estaban más cerca de ese deseo mutuo, aprovechando la misma información que habían recabado, lidiando con todo lo que los hizo llegar hasta este minuto.
Un minuto donde su corazón latía como loco a la par que giraba tras una esquina: ¿Como estaría? ¿Qué tan diferente estaría? No sabía que esperar, bueno, esperaba su negación, que no quisiera regresar con ellos, que incluso intentara cerrarse en sí mismo, estoico y callado como siempre había sido, sin lugar a dudas estaba segura que iba a tener que usar la fuerza, y al menos esta vez no dejaría todo en manos de Naruto; No, esta vez ambos lucharían, aún si una parte de sí misma creía que de nuevo aparecía una escena como la del hospital, esta vez no lloraría en medio de ambos, esta vez alzaría su puño y le demostraría a Sasuke que también era una fuerza a considerar, porque lo era, porque se había preparado, porque su amor incondicional estaba abrazado por su temperamento, por su propio enojo para con el hombre que se había ido, esta vez, sin duda, iba a presionar, no solo a llorar, le demostraría que lo amaba a la par que deseaba su regreso con furia abrazadora.
-Sakura-chan-
La voz de Naruto la distrajo de su propia divagación, notando al fin de pie como los caminos a su al rededor serpenteaban, abriéndose como una red donde al menos iban a tardar lo suyo en saber por dónde ir: cinco caminos se dividían, cinco que potencialmente podían tener al joven Uchiha o a algún enemigo.
Una mueca se formó en sus labios, dudativa, no podían ponerse a ir uno por uno, y ni ella ni Naruto eran expertos en rastreo como para buscar específicamente la firma de chakra de Sasuke, tanto que entre ambos se miraron, antes de que el rubio sonriera de esa manera suya mientras un sello tan común para él aparecía.-El que encuentre primero al Teme tiene el honor de darle el primer golpe.- comentó, divertido, para cuando unos pocos puff aparecían a su al rededor, tres clones bastaron para cubrir los caminos que ni ella ni el eligieron de forma individual.
Sonrió, porque Naruto seguiría siendo él siempre, y era la única luz en medio de esa oscuridad agobiante que le comía el corazón.
Y si ella se sentía así cuando apenas llevaba algo de tiempo dentro, no quería pensar en cómo se sentía Sasuke estando aquí completamente solo por más de un año; Aquel pensamiento no pudo más que reafirmar sus propios deseos sobre agarrarlo y llevárselo, nadie merecía estar aquí, y aun si él se había venido por voluntad propia, definitivamente era su deber como su compañera el dejarle en claro que debía volver a casa con ellos, a de nuevo formar el equipo 7 como siempre habían sido. -
El clac clac clac de sus propias pisadas hizo eco tras sus oídos para cuando una puerta al fin apareció en su rango de visión.
Dudó unos momentos, pasando saliva lentamente por su garganta con nervios, antes de ir y apoyar la palma sobre el pomo de la puerta, abriéndola de una forma que para sí misma se sintió eterna, especialmente cuando en cámara lenta, notó a quien estaba sentado ahí, sobre un pobre intento de cama, con nada más que las farolas al rededor iluminando tenuemente su figura que la miraba fija y directamente: el sharingan brillaba tras sus párpados, aumentando el aura atemorizante que ya de por si él exudaba.
En ese minuto no tuvo manera de enterarse que al mismo tiempo que ella se lo encontraba de esta manera, Naruto también se lo estaba encontrando en otra área de la guarida.
Verlo de nuevo le dejó en claro una simple verdad: sus sentimientos seguían siendo los mismos, más maduros seguramente, más sinceros del todo, pero sin lugar a dudas, el sentimiento, el latido rápido de su corazón, seguía siendo el mismo, a pesar de que sus instintos afilados por el entrenamiento le hacían gritar que la persona frente suyo era peligro puro, que si quería salir viva debía huir sin mirar atrás. - Más lo ignoró, era Sasuke, él no la lastimaría a pesar de todo, ¿Verdad?
-Sasuke, con Naruto hemos venido por ti, debes regresar a casa con nosotros-
Soltó, un paso, otro paso, armándose de valor frente al hombre que continuaba en pleno mutismo frente suyo, llegando a frustrarla un poco por la manera en que la miraba. -Todo tendrá solución, solo debes regresar y ...- calló, no porque no quisiera seguir hablando, sino porque en lo que no fue más que un parpadeo ya lo tenía frente suyo, con esa estatura que ya la superaba, con esos ojos rojos fijos en su rostro, mirándola con el rostro ligeramente inclinado.
-Sigues siendo tan molesta-
Masculló, en un tono que sonó a una burla pesada y a la vez resignación, ¿O quizá aceptación? No estaba muy segura, tampoco se dio el tiempo de meditarlo, y es que esa respuesta, que dijera nada más eso en vez de solo aceptar irse, hizo que el enojo y malestar le fluyera desde el estómago hasta la garganta, frunció el ceño, cometiendo el error común que cometería cualquier ninja al enfrentar al Uchiha: mirar sus ojos rojos. -Te estoy diciendo que debes volver a casa, vamos. - soltó, sin dejarse intimidar, con el mentón en alto.
Le pareció ver un atisbo de su sonrisa en su rostro, ese rostro que ya iba dejando atrás los vestigios de la infancia, más cincelado, más masculino. -¿Y si no voy, que? -
Arqueó una ceja en respuesta, ¿Qué clase de preguntar era ante algo tan obvio? -Naruto y yo hemos venido por ti, no nos iremos sin ti, somos un equipo, somos familia- devolvió, irritada, enojada, solo para ver como el hombre rodaba sus ojos en el minuto en que el nombre del rubio se filtró de nuevo de sus labios, emitiendo un ruidito que sonó a un bufido, y entonces ocurrió, lo extraño, tan rápido como él se movía fue que simplemente sintió su mano sujetando su rostro, sin preverlo de ninguna manera, la mano masculina sujetaba con fuerza, obligándola a continuar manteniendo sus miradas unidas. -¿Qu..que haces? - masculló, de vuelta, súbitamente nerviosa.
La bandana de Konoha cayó con un ruido sordo de su cabello para cuando la otra mano se movió, soltando el nudo sin mucha dificultad, y el hecho de que Sasuke se mantuviera así, mirándola, aparentemente sin perturbación alguna ni movimiento de ningún tipo, solo sujetando su rostro, causó que por un segundo dudara de lo que la rodeaba.
-Espera... Esp...-
Algo estaba mal, algo no iba como debía ir, el hecho de que afirmara su rostro, lo sujetara con fuerza y simplemente forzara su boca a alzarse contra la suya, algo estaba mal y era confuso, especialmente cuando lo vio, con tal claridad que atemorizaba, su boca se abría también, él se inclinaba también, ¿Por qué lo hacía? ¿Que estaba buscando? El primer instinto fue querer alejarse, confundida, no porque no lo deseara, sino porque no lo esperaba, su aliento golpeándole el rostro se sentía tan real que por un momento genuinamente creyó que era verdad.
Pero debía ser una ilusión, alguna mentira, seguramente el enemigo la había agarrado y por eso tenía a Sasuke tan próximo así misma inclinando su cabeza como si quisiera besarla, no había ningún escenario donde esto fuera realmente algo real.
Movió sus pequeñas manos en un sello, aún con su rostro sujeto con suficiente fuerza.
-Ka..Kai-
Gruñó contra sus labios, tratando de dispersar la ilusión antes de dejarse llevar, más, la sonrisa que mostró en su boca la desconcertó, especialmente cuando se quedó ahí, a centímetros de sus labios, con sus alientos mezclándose, con esos ojos rojos completamente fijos sobre sí misma. ¿Y el latido que sentía desesperado? Definitivamente eso era su propio corazón completamente confundido por la situación que estaba viviendo en este momento.
-No te preocupes Sakura, soy el real-
La forma en que dijo su nombre, incluso la burla que había detrás respecto a quien era, ¿Era real? ¿Realmente era real? ¿Que se supone que hacían? La tenía sujeta con tanta fuerza que no tuvo oportunidad de intentar alejarse, al menos, no lo suficiente como para evitar lo que vino a continuación: sus labios estaban sobre los suyos, moviéndose con insistencia, con desesperación y necesidad, al punto en que sintió perfectamente sus dientes morder su labio inferior, de tal manera en que le fue imposible acortar el gemido que se le escapó.
Y él lo aprovechó, totalmente, sintió muy bien su lengua introducirse en su boca y extender el beso con más fuerza y más dominancia, manteniéndola tan sujeta como para que no pudiera escabullirse o dudar, y su boca, dios, su boca, se sentía como si realmente él estuviera frente suyo besándola como siempre deseo que lo hiciera.
La bandana de Konoha reflejó sus cuerpos en el minuto perfecto en que la empotró contra una pared sin dejar de besarla.
Sus sentidos se embotaron, su cuerpo reaccionó por inercia, de forma violenta y directa sus pequeñas manos se fueron a los bordes de esa camisa que él usaba y jaló, tirándola hacia abajo, desnudándolo de un solo movimiento de la cintura hacia arriba, permitiéndole sentir bajo sus palmas cada músculo, cada parte entrenada para ser letal, el calor de su piel y el pulso acelerándose a la par del suyo mientras continuaban besándose, olvidando donde estaban y lo que hacían.
No alcanzó a quitarle más ropa para cuando su mano dejó su rostro y sujetó sus muñecas, forzándola a tenerlo por sobre su cabeza a la par que lo miraba, respirando rápido, acalorada, confundida y con la visión hasta distorsionada: debía ser un pecado verte tan atractivo en medio de una cueva oscura, lúgubre y mohosa, pero de una u otra manera Sasuke se las arreglaba para verse así, con esa media sonrisa, con su altura, con sus caderas dándole soporte contra la pared y con...
¿Lo que sentía contra su pelvis era su erección?
La idea la excitó tanto como la descolocó, relamió sus labios, y más movida por instinto a estas alturas, movió su cintura solo para restregarse más contra él, tanto que lo sintió presionarla más mientras su mano libre recorría su figura, como si quisiera remarcar cada nueva curva que había aparecido cuando la pubertad hizo lo suyo en ella: Caderas más anchas, muslos más gruesos, su trasero su mayor atributo (Y claro que él lo noto, considerando que lo apretó con algo más de fuerza); Tal vez no tenía el pecho más grande, pero ya tenía, pechos suficiente llenos como para caber en sus palmas, solo bastaba con que su mano dejara de acariciar su trasero y subiera para comprobarlo.
-Esto debe ser alguna ilusión enemiga-
Masculló en un momento de lucidez, como si se negara a desechar la teoría que ya había tenido, más él solo sonrió, y un sonido ronco y bajo, que le sonó familiar a una risa, fue lo único que recibió mientras su boca se ganaba sobre su cuello, empezando a morder y chupar suavemente. -Si alguien más que yo te metiera en una ilusión como esta, lo mataría- advirtió, como si fuera no más que una lógica simple e inevitable: solo él podía tocarla para tenerla así, real o ficticio, no daba cabida para que otra persona pudiera darse este lujo.
Y como si quisiera reafirmar ese hecho fue que la mano que la acariciaba fue al costado de su pantalón corto, jalándolo ligeramente para bajarlo, suficiente como para que sus bragas claras se notaran, sonrojándola suficiente como para que girara más el rostro y evitara mirarlo, en especial cuando hizo el mismo ademán con la ropa interior, bajarla ligeramente para tener mejor acceso a su zona más íntima, zona que estaba empapada, totalmente, con un ligero hilito que se unía a su ropa producto de la propia humedad.
Le dio la impresión de que el sharingan se oscurecía suavemente mientras su mano se abría su propio camino.
Más dio un ligero brinco cuando llegó a su meta, aun negándose a mirarlo, súbitamente cohibida, en especial cuando sus dedos acariciando de forma lenta y pausada los contornos húmedos, un solo dedo bastó, abriéndose paso con suaves movimientos de círculo, apretó los labios, cerró los ojos con fuerza y trató de repetirse así misma que esto de una u otra manera no era lo que debía ocurrir: ¿Donde estaba la lucha? Incluso si era una como en el hospital, es más, ¿Dónde estaba metido Naruto? ¡Iba a llegar en cualquier momento y los vería de esta manera!
Casi como si hubiera adivinado que estaba pensando en otra persona fue que sintió como la mano soltaba sus brazos y sujetaba su rostro para volver a besarla al mismo tiempo en que su dedo se abría paso por su interior estrecho, lento, muy lento, apabullándola entre sus labios y aprovechando su humedad para darle ese sentimiento de entrada que se sintió ajeno, diferente y mucho más caliente que las veces en que había explorado su propia sexualidad en la privacidad de su alcoba.
No podía negarse que el protagonista de todas esas veces era el mismo hombre frente suyo, pero esto era por mucho diferente, tan diferente como para saber que no estaba bien .-Sas..Sasuke, espera- pidió, bajito, para cuando un segundo dedo intentaba abrirse paso, pero él no le dio mucho margen de maniobra, en especial cuando a la par que la exploraba, su pulgar subió para acariciar ese botón sensible escondido, haciéndola morder los labios con tal de intentar callar los ruidos que querían salir. -Así no- le reclamó él, bajo, ronco. -Di mi nombre bien. - ordenó.
Tardó en entenderlo, en especial cuando sus dedos encontrar ese punto exacto cómodo, suficiente como para que no pensara mucho en otra cosa que no fuera él, él y sus caricias directas, él masturbándola, su cadera se movió con necesidad, su boca empezó a dejar de ser capaz de aguantar los suspiros y gemidos.
-Sakura-
Ordenó, frunciendo el ceño, y casi que quiso llorar cuando sus manos dejaron de moverse.
-Sasuke-kun-
Lloriqueó, pero claramente era lo que él quería, pues sonrió, y movió su mano más rápido, follándola con nada más que eso mientras sujetaba su cuello con su otra mano y la besaba con necesidad, bebiendo de sus gritos de gusto a medida que el orgasmo se aproximaba, más, más, tan cerca y tan palpable, sus pequeñas manos se sujetaron a sus hombros, arañando la piel mientras él seguía en su tarea de hacerla sentir bien con nada más que sus dedos.
Hasta que ocurrió, un orgasmo mucho más placentero que los que tuvo alguna vez por sí misma le golpeo con fuerza, dejándola lánguida, haciéndola gemir demasiado fuerte contra su boca, mientras se apoyaba en él, respirando rápido y agitada, solo para ver como una vez sacó los dedos de su interior se los llevaba a la boca, lamiéndolos.
Lentamente el mundo empezó a volverse más oscuro, mientras su voz, como un eco, resonaba tras su cabeza.
-Hay tantas cosas que quiero hacerte... pero será para la próxima vez. -
.
-¿Sakura-chan? ¿Estas bien? ¡Despierta! -
Los gritos la sacaron de su estupor, lentamente el mundo volvió a tener sentido para cuando abrió los ojos, encontrándose así misma en medio del bosque a las afueras de la cueva, aturdida, con sus ojos puestos en la figura de Sai sonriente y Yamato-sensei mirándola con preocupación, un Naruto, totalmente alterado, tenía sus manos en sus hombros, zarandeándola al punto en que no pudo más que apartarlo con su fuerza monstruosa para que no la hiciera vomitar con sus movimientos constantes.
-Estoy bien, ya, cálmate- Pidió, para cuando se levantaba, escuchando como el rubio suspiraba con alivio, pero no alcanzó a cuestionar mucho que pasó, que hacían, para cuando el mismo rubio continuo con sus quejas: Se había encontrado a Sasuke peleando con Sai, completamente serio el condenado, y lo atacó, antes de decirle que no volvería, ¿Y qué fue lo peor? Que cuando él se había dispuesto a devolverle la ofensiva, demostrarle su entrenamiento, había notado que el maldito no era más que un estúpido clon.
Aquello la sorprendió.
Pero Yamato a su costado se inclinó mientras extendía en su dirección su bandana, completamente desatada. -Te encontramos recostada en la cama de una habitación, ¿Todo en orden? - cuestionó, causando que no pudiera más que asentir, de que todo estaba en orden, lo estaba, pero aún no terminaba de entender realmente qué había sido eso, en especial por el detalle pequeño pero importante: si ella no traía su bandana, si él realmente se la había quitado...
¿Había sido real?
Bueno... él le había dicho que lo era.
Gracias por Leer ❀
