En los anales del tiempo, entre las páginas desgastadas por el peso de las edades, reposa una historia que desafía los límites del valor humano, que teje la tragedia con hilos de sacrificio y envuelve las batallas épicas en un manto de gloria y desesperación. Es la crónica de un mundo envuelto en las sombras de la incertidumbre, donde cada aliento es una lucha por la supervivencia, donde cada paso es un baile con la muerte.
En los campos de batalla, donde el eco de los gritos de guerra se entrelaza con el clamor de los caídos, se forja el destino de las aldeas y sus ninjas. Allí, entre el choque de kunai y el estruendo de los jutsus, se erige el altar de la valentía, donde hombres y mujeres comunes se transforman en leyendas, donde la esperanza se convierte en la única luz en la oscuridad más profunda.
Pero en cada gesta heroica yace la sombra implacable de la tragedia, un recordatorio constante de los sacrificios necesarios en la lucha contra las fuerzas del mal. Es el precio que deben pagar aquellos que se atreven a desafiar al destino, un tributo sangriento que se derrama en los campos de batalla, en los corazones rotos y en las almas consumidas por el fuego de la guerra.
Y, sin embargo, incluso en medio de la desolación y el caos, una chispa de esperanza arde eternamente. Es el resplandor de un futuro incierto, de un mañana por venir, donde los héroes caídos serán recordados, donde los sacrificios no habrán sido en vano. En ese horizonte lejano, en el umbral de lo desconocido, aguarda la promesa de un mundo renovado, forjado en el fragor de la batalla y templado en el fuego del valor.
Así, en la oscuridad más profunda, la luz de la esperanza brilla con una intensidad inquebrantable, iluminando el camino de aquellos que se atreven a soñar con un mañana mejor. Y es en esa luz, en ese destello de posibilidad, donde reside la fuerza para continuar adelante, donde se encuentra la promesa de un nuevo amanecer en el horizonte de la eternidad.
En este vasto escenario donde la tragedia se entrelaza con el valor, donde los sacrificios pintan de rojo los campos de batalla y las épicas batallas marcan el destino de cada gran aldea ninja, hay un hilo de esperanza que se entreteje sutilmente entre las líneas de nuestra historia. Un destello, un relámpago, que desafía las tinieblas y despierta la esperanza de un mejor mañana, resplandeciente con los rayos amarillos del sol.
[Segunda Era - Año Ciento Veinticuatro]En los campos de batalla, donde el eco de los gritos de guerra se entrelaza con el clamor de los caídos, se forja el destino de las aldeas y sus ninjas. Allí, entre el choque de kunai y el estruendo de los jutsus, se erige el altar de la valentía, donde hombres y mujeres comunes se transforman en leyendas, donde la esperanza se convierte en la única luz en la oscuridad más profunda.
Pero en cada gesta heroica yace la sombra implacable de la tragedia, un recordatorio constante de los sacrificios necesarios en la lucha contra las fuerzas del mal. Es el precio que deben pagar aquellos que se atreven a desafiar al destino, un tributo sangriento que se derrama en los campos de batalla, en los corazones rotos y en las almas consumidas por el fuego de la guerra.
Y, sin embargo, incluso en medio de la desolación y el caos, una chispa de esperanza arde eternamente. Es el resplandor de un futuro incierto, de un mañana por venir, donde los héroes caídos serán recordados, donde los sacrificios no habrán sido en vano. En ese horizonte lejano, en el umbral de lo desconocido, aguarda la promesa de un mundo renovado, forjado en el fragor de la batalla y templado en el fuego del valor.
Así, en la oscuridad más profunda, la luz de la esperanza brilla con una intensidad inquebrantable, iluminando el camino de aquellos que se atreven a soñar con un mañana mejor. Y es en esa luz, en ese destello de posibilidad, donde reside la fuerza para continuar adelante, donde se encuentra la promesa de un nuevo amanecer en el horizonte de la eternidad.
En este vasto escenario donde la tragedia se entrelaza con el valor, donde los sacrificios pintan de rojo los campos de batalla y las épicas batallas marcan el destino de cada gran aldea ninja, hay un hilo de esperanza que se entreteje sutilmente entre las líneas de nuestra historia. Un destello, un relámpago, que desafía las tinieblas y despierta la esperanza de un mejor mañana, resplandeciente con los rayos amarillos del sol.
Ese sería el registro en que cada escriba, erudito, sacerdote y otras personas encargadas de mantener la historia del mundo y de sus tierras iban a poner, con completa seguridad, que sería el inicio de la Gran Guerra Ninja, la Guerra para Terminar todas las Guerras.
Habría ciertas inconformidades, pero la mayoría aceptaría que el contexto inició desde la primera confirmación de un Jinchūriki con Kirigakure siendo el "ganador" de esa carrera militarista. Unos consideran que no hubiera pasado de una conquista, si no fuera por la batalla de Kumaraoi, donde se confirmó lo que hasta ese momento se creía imposible: encarar a un Jinchūriki y ser capaz de lidiar contra este. Al confirmar que se podía dar una batalla a estas armas definitivas, al presentar valor a la gente, ninguna aldea que se enfrentó a estos se hechó para atrás, y pronto empezaron a salir formas de lidiar con el poder de los Jinchūriki, y el contraataque iniciaría.
Otro tema a considerar que afectó bastante fueron los ataques internos en Konoha. La aldea más fuerte, y por mucho, recibió heridas que llevaron a otras aldeas, otros ninjas y hasta a mercenarios a perder el miedo a Konoha. Pues, como bien dice el dicho, si puede sangrar, puede morir. Toda la historia recordaría que eso aceleró bastante el inicio de la Gran Guerra Ninja, sin esos ataques, quizá se hubiera demorado más tiempo, cuando las aldeas estuvieran desesperadas, o más Bijū fueran encontrados.
Los registros de historiadores detallarían la guerra de información que hubo un par de meses antes del conflicto.
Kirigakure se coronaría como ganador de esa guerra de información. Aunque no absoluto. Según los registros, Kirigakure había logrado comprar a los países vecinos de Konohagakure para asegurar que no se metieran en el conflicto, y fue a la Aldea Oculta entre la Luna a quién amenazaron con su destrucción si no apoyaba a la causa, algo que aceptaron en ese momento. Así mismo, la filtración de información que dieron, a personas claves, controlada, fue que atacarían a Konohagakure con todas sus fuerzas, incluso a costa de dejar el frente Norte.
Kumogakure tomó esta información como una trampa, para atraerlos en atacar con fuerza a Kirigakure. Es por eso que, considerando que, si era cierto, Konohagakure estaría ocupada defendiendo sus tierras, miraron hacia su frente al Norte del continente: Iwagakure. Su guerra con ellos había sido extremadamente difícil a causa de la distancia, así que sus ojos se fueron hacia la Cascada: conquistarla, suficiente terreno, crear un campamento de avanzada, y de ahí continuar la guerra, incluso protegidos suficiente de Konoha si dejaban la Cascada suficiente entera.
Iwagakure, considerando esa información, apostó de que Sunagakure iba a aprovechar para avanzar contra Konoha y tomar tanto territorio que pudieran, y fue por eso que atacarían a Sunagakure. Sin saber tiempo o fecha, no podían solo avanzar sin lógica, Sunagakure lo sabría y las cosas no saldrían como ellos quisieron: ir por la Lluvia, sin entrar tanto, como si fueran a invadirla a ella... Y rápidamente atacar a Sunagakure. Esa era la lógica de las tropas de la Roca, utilizar una estrategia relámpago para tomar desprevenido al País del Viento, y triunfar, utilizando la debilidad de la Lluvia luego del ataque de Kirigakure, y abandono, de Akatsuki en esa aldea.
Sunagakure, por otro lado, hizo caso omiso a esa noticia. Hubo bastantes que se fueron en contra del Kazekage, diciendo que tenía miedo, de que por su falta de acción podrían quedarse sin lograr más victorias. Algunos hasta consideraron que, al haber perdido y reemplazado a su jinchūriki no tenía confianza sobre este, así que no se arriesgaba a un ataque a gran escala. Sin embargo, el Shodaime Kazekage sería considerado por muchos como el más sabio de todos en este conflicto... Pues, gracias a esta calma y paciencia, logró evitar lo peor: el Golpe de Estado de Sunagakure, y la caída del País del Viento por completo, fue evitada al mantener la calma, y con manejo diplomático, el País de los Ríos declararía su lealtad hacia Sunagakure en las semanas después del inicio de la Gran Guerra.
Konohagakure... Konohagakure sería tomada por sorpresa. Sus más grandes tropas, sus ninjas de élite, se encontraban lejos de la aldea en ese crucial día, solamente el Hokage y su consejero más cercano pudieron responder al llamado. Sin embargo, y sin lugar a dudas, fue la traición de la Luna lo que permitió evitar una gran tragedia: al verse amenazadas por Kirigakure, y aun recordando la última derrota contra Konohagakure, su Kage llegó a decidir decir la verdad a cambio de no tener represalias, y tener una alianza con la aldea. Fue gracias a esto que, tomando control de sus tropas y dejando atrás su aldea con una pequeña guarnición por cualquier cosa, el Shodaime Hokage y Danzō Shimura tomaron el mando de todo el ejército de Konoha, y salieron rápidamente hacia el Este de su país.
El País de los Remolinos, un antiguo aliado de los Senju... Uzushiogakure había sido el objetivo de Kirigakure desde siempre, y todo el poder de la Niebla caería sobre ellos para hacerlos desaparecer de la faz de la tierra.
Sin embargo, los registros no son completamente honestos; información oculta, los que sabían nunca hablaron, no dejaron nada de sus conspiraciones para algo que, en un futuro, sería algo peor que lo que Ionia se enfrentaría en los años a seguir.
La explicación del enorme poder de Kirigakure, logrando empezar a igualar o hasta a superar el poder de Konohagakure, era fácil de explicar. Una aldea, y un Mizukage, que buscaba poder a pesar de cualquier cosa, gloria a Kirigakure sin importar el costo. Primero había venido de la mano de Koyosari Kaguya, buscando engrandecer la figura de una persona singular, y a la vez, en entregar a Kirigakure la fuerza que se ocultaba entre las ruinas perdidas de la historia de Ionia; ante su aparente muerte, las personas cambiaron, los negociantes eran otros, pero la fuente era la misma: Kara, quién buscaba expandir su influencia, utilizó a la aldea más fácil de manipular.
Esta manipulación fue exacta, magnifica, no fue tan fácil como consideraron. A pesar de su deseo de poder absoluto, el Mizukage era una persona desconfiada por naturaleza, analizaba cada cosa y buscaba como le podría ir mal. Tuvieron que hacer sacrificios, asegurar y brindar más cosas de lo necesario, pero eventualmente lograron ganarse su confianza. En una reunión, uno de los Internos se reunió con él, brindando una gran cantidad de información, de dinero y más pergaminos antiguos con jutsus importantes... Pero lo más valioso que entregó, fue la ubicación, y cómo liberar todas las cadenas protectoras, de los mejores jutsus para controlar y apoderarse de los bijū.
La estrategia empezó a planearse, los jutsus necesarios, entrenar a las personas adecuadas. Lo principal era asegurar la caída de las barreras y sellados que protegían al Remolino, y suplantar estas por las propias: necesitaban demorar, o cancelar por completo, la llamada de refuerzos a través del Kuchiyose, la forma de invocación que sin lugar a dudas muchas personas podrían usar. Si cancelaban eso, podían asegurar de que fuera más difícil evitar la llamada de ciertas personas, incluso a través de sus contratos de invocación.
La información fue otro frente que tuvieron que controlar de forma casi perfecta, sin lugar a errores, para asegurar que cada aldea actuara de la forma correcta: no podían permitirse luchar con más gente de lo necesario. Esto incluso ayudó Kara detrás de las cortinas, aún si Kirigakure consideró que todo fue hecho por ellos de forma magnífica, sin entender que había toda una red oscura trabajando debajo de la mesa.
Otra preocupación obvia fue su jinchūriki; se iban a enfrentar a los que, precisamente, tenían el conocimiento para lidiar con ellos, y esa era la mejor arma que tenían, no podían solamente llegar a desperdiciarla o perderla. Una forma de controlar mejor este poder, y hacer que este actuara para deteriorar otros sellos se les entregó; obviamente, al jinchūriki no le dijeron que esto igual afectaría su sellado, y podría incluso morir al perder el sello más rápido. Sin embargo, en las pruebas, se dieron con la sorpresa de que no le estaba afectando tan fácil... De una forma u otra, a pesar de que seguía utilizando el poder oscuro para controlar a su bijū, el descontrol y la corrosión no estaba afectando al jinchūriki; Kirigakure no tuvo problemas, lo consideraron como una representación de la Voluntad del Agua... Kara, por otro lado, anotó esta anomalía para estudiar tiempo después.
La vanguardia haría su trabajo: preparar la caída de las barreras, inhabilitar los sellados, y preparar las propias.
Los generales rápidamente cambiarían el curso de sus tropas: el ataque vendría en oleadas por no venir juntas.
Al frente de la Primera División, como un estandarte, un guía y el símbolo de poder iba el jinchūriki del Cuatro Colas. A su paso, con su poder ya liberado, una gigantesca neblina avanzaba a través del mar, el calor de su poder evaporaba el agua tan rápido que, a vista lejana, lo que se acercaba a las tierras del Remolino no era más que una gigantesca tormenta marina.
Más atrás, comandando el resto de las Divisiones, iba cada uno de los Siete Espadachines de la Niebla: todos habían sido juntados, cada uno había sido encargado con un objetivo, y el cuerpo militar de élite de la Neblina, por primera vez en toda la corta historia de Kirigakure, se unió.
Y al comando de todo este ejército, con aproximadamente 300,000 ninjas iba, ni más ni menos, el mismisimo Mizukage.
El arribo de esa "tormenta" golpeó con fuerza al Remolino.
Cientos de miles de muertos en la primera hora.
Un camino de sangre, destrucción y lava que avanzaba sin nada que lo pudiera controlar. Los pocos ninjas que estaban en sus puestos de vigilia no podían detener absolutamente nada; lo único que podían hacer era correr para avisar de lo horrible que se avecinaba.
Intentar utilizar jutsus de aviso, como bengalas, fueron interceptados, destruidos.
Utilizar invocaciones, o invocación inversa, fueron inhabilitado por la vanguardia y las unidades móviles.
Invocaciones y ninjas resagados eran cazados a través del famoso asesinato sigiloso de Kirigakure.
Un exterminio sin igual, ni civiles estaban siendo perdonados
La caída del Remolino era inminente.
Los muros de Uzushiogakure finalmente llegaron a aparecer ante ellos, las oleadas de Kirigakure golpearían la tierra como un Tsunami. El despliegue de tropas, asegurar y rodear la isla, asegurar la caída de Uzushiogakure.
La bijūdama empezó a formarse como punta de lanza.
Y una ráfaga de luz que cegó a todos fue la señal de inicio a la verdadera masacre.
Lo segundo que no registró la historia, fue información sobre Konohagakure, y su Shodaime Hokage.
La primera vez que escuchó sobre los planes de Kirigakure fue gracias a Danzō Shimura; uno de sus miembros de Raíz había logrado obtener esa información dos meses antes de que llegara el día del ataque. Mientras escuchaba esa información, con Danzō en la habitación y el ninja todavía arrodillado en el suelo mientras el Hokage consideraba, pensaba y dialogaba consigo mismo, los otros dos esperaban.
No podía creerlo, debía de ser una broma o alguna otra estrategia, algo que todavía no podían ver. El Remolino podría sobrevivir a un ataque directo sin lugar a dudas, aún si estaban en una gran desventaja numérica a comparación de una aldea mayor. Necesitaba la seguridad de que esto era una información real antes de proceder a otra cosa, pero mientras miraba a Danzō, sabía que, a él, sin importar que tan bueno era, podían engañarlo, incluso a Orochimaru... Pero había alguien a quién no podían engañar.
Su siguiente orden fue directa, y Danzō aceptó sin ningún problema incluso para la sorpresa de su subordinado: su muerte. Con un sello de mano, el ninja de Raíz fue asesinado rápidamente al ser activado el sello de seguridad que tenían implantado, una medida para evitar ser atrapados, pero que Danzō podía activar sin ningún problema al conocer el sello maestro.
¿La razón? El Shodaime necesitaba que esa información no saliera de la habitación, pues si era cierta... Su ambición podía llegar a realizarse, podía avanzar rápidamente en sus planes sin que nadie pudiera impedirlo, pero solo, y únicamente, si era real la información.
Le solicitó a Danzō unos días para considerar esta información, mientras que él debía asegurar que esta información no llegara a nadie más, solo los dos podían saber esto, ni siquiera Orochimaru. Danzō aceptó y se retiró, momento donde Itama pasó a solicitar el apoyo de su aliado más cercano, uno que sin lugar a dudas podría llegar a averiguar la verdad. Le llamó, y pronto, desde el techo, el material empezó a deformarse y avanzar, como si algo saliera, y fue así: una figura humanoide "a la mitad" empezó a aparecer, el color dejó de parecer el del techo, si no uno negro, con un ojo por completo amarillo, y su aliado más cercano del Hokage finalmente apareció.
La primera vez que se encontró a Zetsu fue meses después de la muerte de su hermano, se le acercó mientras intentaba lidiar con toda la carga que ahora recaía en sus hombros, y empezó a ayudarlo, ganándose su confianza, y pronto empezó a seguir sus consejos y sus ideas. Hasta ahora nunca había fallado, las cosas pasaban tal cual le decía, sus consejos le habían ayudado hasta ahora a conseguir todo lo que había conseguido, a controlar a Izuna, a lidiar con su poder, a conocer más de la historia ninja y entender lo que debía hacer para proteger a su gente.
Por otro lado, cómo y por qué Zetsu había llegado a Izuna era otra historia, para otra ocasión.
Indicando que le diera unos días, el Zetsu había desaparecido del lugar y dejó de sentirlo, dejando solo a Itama mientras llegaba a pensar en la posibilidad de que la información fuera real. Por eso fue que llamó a Orochimaru, y le entregó otra dotación de prisioneros y criminales para que pudiera experimentar a su gusto y acelerara el plan que llevaban años y años desarrollando, y que habían logrado un gran avance gracias a Orochimaru, a pesar de los celos y molestias que causaba eso en Danzō.
Cuando a la semana volvió a aparecer Zetsu, confirmando todo lo que había dicho el subordinado de Danzō, el Hokage sonrió.
La información no salió de esos dos, pero tenían tiempo de hacer todas y cada una de las cosas que necesitaban para lograr su objetivo, con Zetsu ayudando desde las sombras para asegurar que no se les pasara nada, vigilando a quienes lo vigilaban y evitar cualquier cosa, el desarrollo de todos sus objetivos se fueron cumpliendo sin lugar a dudas, todos excepto uno. Estos objetivos fueron los siguientes.
Debían de conseguir la información por algún medio, lo suficiente creíble para que no hubiera dudas, pero lo suficiente tarde para permitir que el resto de los objetivos no fallaran. Zetsu apoyó susurrando cosas al oído de las personas correctas en la Luna, mientras que Danzō empezó a mandar más recursos a ese lugar para meter presión a esas mismas personas. Esto desembocaría en el miedo de la Luna de enfrentarse de nuevo a Konoha si las cosas fallaban o se enteraban de lo que hacer; fue a último momento, después de una heroica representación del Hokage como diplomático y de generosidad al confiar en antiguos enemigos al aceptar el trato: a cambio de información, Konoha aseguraría la protección de la Luna. Gracias a esto, el aviso del ataque al Remolino llegó ni tarde, ni temprano, si no justo al momento para avanzar.
Pues otro objetivo era asegurar que Kirigakure tuviera suficiente tiempo para llegar a las murallas de Uzushiogakure e iniciara el ataque, no podían estar demasiado temprano o advertir a tiempo como para evitar por completo la guerra: Kirigakure solo daría media vuelta y regresaría por donde llegaron. Debía de ser preciso, ni tan tarde como para dejar que Uzushiogakure cayera, pero tampoco tan temprano como para evitar toda la guerra: sacrificios tenían que hacerse, y Danzō no tuvo problemas en seguir la orden de su Hokage.
Lo siguiente fue crear las ordenes, misiones y movimientos en la guerra actual para asegurar un propósito: mantener una cantidad prudente de ninjas dentro de la aldea para ese momento, y mantener alejado a los ninjas que no eran necesarios, ni debían, de estar presentes en este escenario: gente como Hiruzen, Tsunade, Jiraiya, Isochi, Shikaku e Inoichi, entre otros, tenían que estar lejos, incapaces de romper fila y desobedecer órdenes. Todo esto sin ser evidente como para que se dieran cuenta o sospecharan que algo pasaba.
También tuvieron que meter más recursos al avance de Orochimaru, y el Hokage le dio permiso de tomar a los heridos más graves, con muy poca probabilidad de éxito para recuperarse, para sus experimentos. Esto también avivaría la pasión de Tsunade para intentar ir al campo de batalla para evitar, para empezar, que hubiera heridos: el hospital ya estaba sobrepasado, decisiones difíciles ya estaban teniendo que ser tomadas, por lo cual que algunos heridos, moribundos, desaparecieran o quedaran "perdidos en combate" no fueran cuestionados. Gracias a este plan, finalmente y con tres semanas todavía para el día, Orochimaru presentara el Proyecto Kami no Shihai satisfactoriamente.
Hubo un momento de contratiempo, Danzō reveló que Inoichi, en una de esas misiones controladas por el Hokage, había obtenido información sobre el ataque, pero que estaba siendo perseguido por el enemigo, solicitando refuerzos de inmediato. Esto fue recibido por uno de los suyos, una de las tantas células de Raíz infiltradas en grupos de Isochi para mantener vigilado esa parte. La célula infiltrada asesino al grupo, y Danzō ya había asesinado a su subordinado para evitar la filtración de información. Sufriendo bastante por la decisión, considerando a Inoichi como un gran recurso para Konoha, dio la orden de no mandar refuerzos. De alguna forma Isochi se enteró (al menos de la parte de que era perseguido por el enemigo) pero había fallado en alcanzarlo a tiempo: el secreto se pudo mantener a salvo, gracias al sacrificio del Yamanaka.
Otra preparación fue asegurar otra cosa: Sasuke Uchiha. Siendo el heredero de Izuna, sabían que, si Uzushiogakure era atacada, él aparecería para intentar evitarlo y defender la aldea, tal cual lo haría Izuna. En el caos, y con el poder que llevarían, asegurarían su muerte, sin duda a fallo, en el momento en que apareciera, su muerte estaba confirmada. Enviando a uno de los tantos ANBU que le daban caza, asegurarían que uno le dijera la información antes de morir, para que se prepara y tuviera tiempo de reaccionar.
La última preparación fue una semana antes del día prometido. En ese momento fue Itama, Danzō, Orochimaru y un cuarto. No era tan lejos de Konoha, debía de estar a esa distancia para poder reaccionar apenas se pudiera. Pero tampoco tan cerca como para que, si su prisionero escapara, Konoha estuviera en daño tan grave. Ese prisionero estaba bajo todos los sellos y barreras que tenía a disposición Konoha que fueran autónomos, con unos ANBU de Raíz vigilando día y noche de forma constante. Pues en esa prisión se encontraba el Bijū más poderoso de todos según las leyendas, y ese era el Kyūbi, el Demonio de las Nueve Colas.
Abriendo, rompiendo o pasando a través de cada uno de esos seguros, que eran mensualmente reparados, algunas veces una vez a la quincena cuando el demonio se encontraba bastante activo, los cuatro personajes finalmente llegaron al último sello, y al romper algunas cosas, y detectando personas, humanos ahí... El Kyūbi finalmente despertó, su poder y la cercanía de los cuatro... Era imposible para él fallar en asesinar a sus víctimas.
Y, aun así, falló: el cuarto integrante abrió sus ojos, y el resplandor del Sharingan llenó la habitación. El Kyūbi empezó a detenerse, poco a poco, empezando a ceder control al poder del Sharingan que tenían un patrón distinto al normal. Sin embargo, esa prueba ya la habían hecho, ya la habían superado: control activo, durante el combate, estaba listo... Pero faltaba algo más, adormecer a la bestia, y esa fue la prueba que siguió: haciendo sellos de mano, más extensos de los que Itama recordaba, el cuarto integrante llegó a hacer temblar el lugar, y rápidamente árboles, y algunos bloques de madera, salieron para empezar a atrapar el cuerpo de la inmensa bestia... Y luego de unos minutos forcejando, más tiempo de lo que esperaba o consideraba su hermano pudiera lograrlo, finalmente el Kyūbi llegó a quedar inconsciente.
Faltaba solamente una sola cosa: lograr sellar al Kyūbi, no con esta patética y débil forma de cerraduras sobre cerraduras, si no con uno de calidad, uno capaz de lidiar con este sin problemas, o, incluso... Lograr crear un jinchūriki. Todas las formas que habían encontrado o ideado habían fallado, el poder del Kyūbi era tan grande que sus recipientes morían a los pocos días, algunos directamente a las horas.
Pero eso se arreglaría pronto, pues los secretos de los Uzumaki serían suyos.
Llevaría al Kyūbi a Uzushiogakure, liberando este desde otra dirección: un desastre natural, atraídos por una guerra sin precedentes, deseando destruir y castigar a la humanidad por tanto derramamiento de sangre. Konoha lograría controlarlo, gracias al proyecto Kami no Shihai. Y los Uzumaki se verían forzados a sellarlo, y ahí es donde aprendería, donde lograría conseguir la tercera llave. Con el Kyūbi controlado, ningún otro bijū podría evitar ser controlado, capturarían a las nueve bestias, y finalmente podría controlar el chakra, crear paz, completar la visión de su hermano y que nadie más tuviera que sufrir por estúpidas ambiciones humanas. Asura estaría controlado, Indra moriría y sería más fácil controlar al resto de los Uchiha, al resto de los capaces de ser recipientes de Indra.
Volteó de nuevo hacia el Proyecto, totalmente bajo control, totalmente a disposición de las órdenes dadas. Un cadáver modificado extensivamente. Sus dos ojos principales mantuvieron los originales del cadáver, pero el resto que se encontraban alrededor de sus ojos eran de Uchihas rebeldes, o de víctimas de la guerra; devuelto a la "vida" gracias al poder que lograron replicar de su hermano Hashirama, y con el Kinjutsu de Orochimaru. A pesar de la muerte, Fugaku Uchiha demostraba que su lealtad a Konoha superaba a la de todos, un héroe que sería recordado por siempre... Y su máxima prueba sería cuando asesinara a su hijo, a Sasuke Uchiha, en las tierras de los Uzumaki.
Lamentablemente su consciencia no regresó, seguramente se alegraría de deshacerse de un sucio traidor. Y para esconder la realidad de su existencia, su nuevo nombre sería otro: Shin Uchiha, el nuevo héroe de la Hoja.
...
El día prometido salió exitoso: el aviso de lo que pasaba llegó aproximadamente 13 horas antes del ataque, suficiente para hacer una reunión de emergencia, dar el plan, amasar a todos los ninjas que se mantuvieron en la aldea, mandar el aviso (tardío) a los otros frentes, al resto del Consejo Ninja que se encontraba mayoritariamente disperso, e iniciar todo el plan. Solo hubo un pequeño problema, uno que sacó la ira del Hokage: si bien Shin Uchiha quedó disponible, Orochimaru no estaba en ningún lado, había desaparecido.
...
En tiempo récord, e incluso atravesando esa pequeña parte del mar para ninjas que no están acostumbrados a tal cosa, el ejército de Konoha llegaría finalmente por el lado contrario de donde avanzaba Kirigakure. Doce divisiones, una casi exclusivamente para los ninjas médicos que se llevó de Konoha (dejando solo el 10% detrás), avanzaron rápidamente en cinco hileras: dos divisiones al frente, el resto al medio, y la última hasta atrás, la que traía a los médicos. Todas y cada una de ellas lograron ver, incluso a kilómetros de distancia, la gigantesca neblina que parecía una tormenta, o algunas personas incluso juraron ver un Tsunami avanzando, un Tsunami con ligero tono de rojo producto de la lava, pero a esa distancia, bien parecía que era un Tsunami de sangre, de todas las víctimas que Kirigakure llevaba ya.
Acompañando al general de la Primera División se encontraba Itama Senju y sus clones. Su trabajo fue avanzar con una vanguardia para llegar a todas las pastrullas y puntos de vigilia de los Uzumaki, para informarles rápidamente lo que pasaba y quienes eran, consiguiendo su confianza para que se fueran uniendo; en total, de los 180,000 ninjas de Konoha, se sumaron 8,000 ninjas de Uzushiogakure - Junto con el resto que debería de estar en la aldea, y que llegarían alrededor, la suma de las fuerzas de ambas aldeas debería llegar a 260,000 ninjas.
Sin embargo, eso no fue todo.
Como parte del trato, Itama había agregado algo: ayudar a la defensa, aún si no participaban activamente, necesitaban asegurar rutas de escape para los civiles, y a la hora prometida, un clon de Itama pudo divisar las tropas de la Luna finalmente hacer acto de aparición, asegurando otro frente en el territorio del Remolino, habiendo enviado 20,000 ninjas, daba un total de 280,000 ninjas aproximadamente.
El último sector no controlado (que daba hacia el mar) era donde el Kyūbi, más adelante, haría acto de presencia. Debía ser con suficiente retraso para aparentar que fue llamado a ese lugar, y ahí sería invocado y guiado hacia Uzushiogakure sin ningún problema.
Con esos números, 280,000 ninjas aliados se enfrentarían a 320,000 ninjas enemigos según la estimación que le había dado Zetsu hace unas horas.
Más de medio millón de ninjas se enfrentarían; la batalla más grande que el mundo ninja había visto en mucho, mucho tiempo. Algunos considerarían, en el futuro, esto como una prueba de que el sistema de aldeas había fallado. En vez de reducir las víctimas, solo las potenció a un número que parecía imposible, que nadie se hubiera creído hace unas decadas.
Y esa batalla estaba por empezar.
[Según las Memorias Históricas de Sima Qian...
Trescientos mil ninjas perecerían en un solo día de combate
Setenta mil ninjas perecerían por las heridas y traumas recibidas ese día
Y el ganador sería...]

La noticia de lo que iba a pasar había sido un valde de agua fría para los pocos miembros del Consejo que estaban en Konoha en su momento, y eso también fue cierto para Kagami, el cual solamente llegó a meditar profundamente que significaba este ataque a Kirigakure, pues no lograba procesar el hecho de que Kiri atacara de esa forma, así como el trabajo de inteligencia tan malo para algo tan importante. Sin embargo, dejó eso de lado para levantarse en aquella reunión y ser el primero en brindar su apoyo a la causa, ser un ninja más o líder le importaba poco: necesitaban proteger a los Uzumaki, no podía dejarlos a su suerte, y si tenía que sacrificar su visión para lograrlo, lo haría.
Sin embargo, el Hokage se lo negó. Con una sonrisa triste le dijo que, aunque le gustaría tenerlo a su lado, lo necesitaban en la aldea: él y la policía de Konoha debía de quedarse atrás para proteger la aldea y servir como una figura de calma a la población, pues sin lugar a dudas, al ver una gran movilización militar, entrarían completamente en pánico. Era trabajo de Kagami, y los Uchiha, asegurar que nadie escapara presa del pánico, de que todos se quedaran dentro y proteger la aldea de cualquier imprevisto mientras no estuviera. Danzō iría con él, así que, en ausencia de alguien más, Kagami quedaría a cargo de Konoha como el Hokage temporal.
Ante tremenda tarea, y aunque prefería ir a luchar, no tuvo más remedio que aceptar y dar las gracias por el honor.
Tal cual todos temían y dijo el Hokage, cuando se dio el aviso de movilización de todas las tropas, la aldea rápidamente descendió en caos. El temor se apoderó de todos, y cuando el grueso del ejército se había marchado, le tocó a Kagami y al resto de los Uchiha detener todo el caos en la aldea. Las protestas, la gente tratando de huir, aquellos que aprovechaban el caos para delinquir. Algunas peleas, golpes, robos, incluso incendios... La fuerza se tuvo que usar más de una vez, pero era necesario para asegurar que nadie cometiera un peor error.
Cuando la aldea llegó a la calma, casi medio día en completo caos, Kagami subiría a la montaña de los Hokage, donde se sentaría para observar toda la aldea, todas esas personas ahí abajo, meditando sobre los sucesos que llevaron a este momento. No solamente la guerra, si no el caos que ahora había en general en Konoha, en su mismo clan. La perdida de su hijo, la revelación de Itachi y Fugaku, todo el asunto alrededor de Sasuke.
Suspiró mientras miraba el día seguir pasando, esperando que todo estuviera bien en el frente.
Sin embargo, el Hokage se lo negó. Con una sonrisa triste le dijo que, aunque le gustaría tenerlo a su lado, lo necesitaban en la aldea: él y la policía de Konoha debía de quedarse atrás para proteger la aldea y servir como una figura de calma a la población, pues sin lugar a dudas, al ver una gran movilización militar, entrarían completamente en pánico. Era trabajo de Kagami, y los Uchiha, asegurar que nadie escapara presa del pánico, de que todos se quedaran dentro y proteger la aldea de cualquier imprevisto mientras no estuviera. Danzō iría con él, así que, en ausencia de alguien más, Kagami quedaría a cargo de Konoha como el Hokage temporal.
Ante tremenda tarea, y aunque prefería ir a luchar, no tuvo más remedio que aceptar y dar las gracias por el honor.
Tal cual todos temían y dijo el Hokage, cuando se dio el aviso de movilización de todas las tropas, la aldea rápidamente descendió en caos. El temor se apoderó de todos, y cuando el grueso del ejército se había marchado, le tocó a Kagami y al resto de los Uchiha detener todo el caos en la aldea. Las protestas, la gente tratando de huir, aquellos que aprovechaban el caos para delinquir. Algunas peleas, golpes, robos, incluso incendios... La fuerza se tuvo que usar más de una vez, pero era necesario para asegurar que nadie cometiera un peor error.
Cuando la aldea llegó a la calma, casi medio día en completo caos, Kagami subiría a la montaña de los Hokage, donde se sentaría para observar toda la aldea, todas esas personas ahí abajo, meditando sobre los sucesos que llevaron a este momento. No solamente la guerra, si no el caos que ahora había en general en Konoha, en su mismo clan. La perdida de su hijo, la revelación de Itachi y Fugaku, todo el asunto alrededor de Sasuke.
Suspiró mientras miraba el día seguir pasando, esperando que todo estuviera bien en el frente.

Hiruzen fue uno de los objetivos que enviaron fuera de Konoha, y sin embargo, no tan lejos. Pues el plan para evitar que interfiriera fue otro. El aviso le llegó a él antes que a nadie, detallando la información con exactitud, así como la petición del Hokage: debía de regresar a Konoha lo antes posible, no para unirse al combate, si no para asegurar y proteger Konoha. En su ausencia, y la del Hokage, Kagami Uchiha estaría vigilando la aldea, pero en estos momentos necesitarían a alguien más confiable que él, siendo Hiruzen el único que cumpliría tal tarea.
Avisando solo a unos pocos del por qué se ausentaba, para no crear caos o preocupación en el resto de las tropas que viajaban con él, viajó lo más rápido a Konoha mientras consideraba el desastre que estaba pasando. El deseo de avanzar hacia Uzushiogakure estaba en su corazón, pero no sabía si llegaría a tiempo para hacer un gran cambio en el frente de batalla, además de que le preocupaba considerablemente la aldea, el caos que habría ahí en ausencia el Hokage: la mayoría de las tropas de Konoha no estaban en la aldea, estaban alrededor del país para cubrir todos los frentes donde el combate se esperaba, los que no estaban haciendo eso, hacían misiones sin descanso para seguir financiando todo esto, y otros estaban tratando de proteger nuevos proyectos de infraestructura que ayudarían a futuro.
Una parte suya igual consideró que todo esto fue ignorado, de una u otra forma, por el Hokage: confiaba suficiente en su aprendiz, incluso en su ex-compañero Danzō, en el trabajo que tenían como para pensar que algún otro los superara... El más cercano a eso precisamente había muerto, y tal vez eso fue lo que permitió esa falta de información, quizá, si Inoichi siguiera vivo, la información no se hubiera escapado de sus manos, y hubieran logrado reaccionar mejor, advertir a los Uzumaki lo antes posibles.
Pero intentó dejar atrás esos pensamientos. La idea de que Itama ignorara algo tan grave como esto no la veía posible, no para el hermano de Tobirama, una persona que admiraba y hubiera deseado aprender más de él antes de su muerte. Simplemente era una tragedia, una que al menos consideró que Itama reaccionó rápido y directo: ayudar a Uzushiogakure con las tropas posibles de inmediato era sin lugar a dudas la mejor elección y hubiera hecho lo mismo, así que lo mejor que podía hacer es asegurar el papel que le tocaba ahora y ayudar a la aldea a atravesar esta locura, que ese era otro punto: entendía que muchos habían salido de la aldea, pero... ¿Dejar a la policía a cargo de todo? A pesar de la bondad y entendimiento de los aldeanos de Konoha, de los ninja que seguro quedaron ahí, dejar a cargo a la policía era una decisión que no consideraba la mejor, hubiera dejado a cualquier otro pero a los Uchiha a cargo, y no porque no confiara en ellos, conocía suficiente a Kagami para confiar en que haría bien su trabajo, pero el resto de la aldea, de los ninja e, irónicamente, de los propios Uchiha...
Esperaba que esto no tuviera repercusiones más adelante.
Avisando solo a unos pocos del por qué se ausentaba, para no crear caos o preocupación en el resto de las tropas que viajaban con él, viajó lo más rápido a Konoha mientras consideraba el desastre que estaba pasando. El deseo de avanzar hacia Uzushiogakure estaba en su corazón, pero no sabía si llegaría a tiempo para hacer un gran cambio en el frente de batalla, además de que le preocupaba considerablemente la aldea, el caos que habría ahí en ausencia el Hokage: la mayoría de las tropas de Konoha no estaban en la aldea, estaban alrededor del país para cubrir todos los frentes donde el combate se esperaba, los que no estaban haciendo eso, hacían misiones sin descanso para seguir financiando todo esto, y otros estaban tratando de proteger nuevos proyectos de infraestructura que ayudarían a futuro.
Una parte suya igual consideró que todo esto fue ignorado, de una u otra forma, por el Hokage: confiaba suficiente en su aprendiz, incluso en su ex-compañero Danzō, en el trabajo que tenían como para pensar que algún otro los superara... El más cercano a eso precisamente había muerto, y tal vez eso fue lo que permitió esa falta de información, quizá, si Inoichi siguiera vivo, la información no se hubiera escapado de sus manos, y hubieran logrado reaccionar mejor, advertir a los Uzumaki lo antes posibles.
Pero intentó dejar atrás esos pensamientos. La idea de que Itama ignorara algo tan grave como esto no la veía posible, no para el hermano de Tobirama, una persona que admiraba y hubiera deseado aprender más de él antes de su muerte. Simplemente era una tragedia, una que al menos consideró que Itama reaccionó rápido y directo: ayudar a Uzushiogakure con las tropas posibles de inmediato era sin lugar a dudas la mejor elección y hubiera hecho lo mismo, así que lo mejor que podía hacer es asegurar el papel que le tocaba ahora y ayudar a la aldea a atravesar esta locura, que ese era otro punto: entendía que muchos habían salido de la aldea, pero... ¿Dejar a la policía a cargo de todo? A pesar de la bondad y entendimiento de los aldeanos de Konoha, de los ninja que seguro quedaron ahí, dejar a cargo a la policía era una decisión que no consideraba la mejor, hubiera dejado a cualquier otro pero a los Uchiha a cargo, y no porque no confiara en ellos, conocía suficiente a Kagami para confiar en que haría bien su trabajo, pero el resto de la aldea, de los ninja e, irónicamente, de los propios Uchiha...
Esperaba que esto no tuviera repercusiones más adelante.

Cuando le llegó la noticia a Tsunade, incluso antes que Shikaku que estaban relativamente juntos, fue la primera vez que Shizune temió por su vida y la de todos ahí. Las reacciones de Tsunade primero fueron de incredulidad, luego de molestia, confusión una vez más... Y luego vino el enojo, el odio y un rostro que no había visto hasta ahora. Los gritos, las amenazas al pobre mensajero que, al parecer, tardó más de lo necesario. Como salió por la pared volando, bastante dañado, y siendo apenas salvado por unos ninjas que intervinieron.
Tsunade empezó a gritar a todos los que estaban cerca que tomaran a todos los ninjas y se prepararan para viajar en quince minutos, cualquier cosa que no fuera útil para el combate o salvar vidas se quedaría atrás, y saldrían a toda velocidad. Iba de un lado a otro, sus pisadas rompían el suelo con los tacones que traía. La escuchaba murmurar una cosa u otra, sin mucha lógica detrás, lo que le preocupaba.
Algunos ninja intentaron calmarla, y cuando esta empezó igual a soltar manotazos que, con su fuerza, eran en esencia ataques letales... Unos ninja tuvieron que saltar para detenerla, intentar calmarla, lo cual hizo todo lo contrario: más gritos, golpes, el mismo edificio donde estaban empezó a caerse y Shizune tuvo que salir corriendo de ahí mientras el caos seguía ocurriendo. Llegó incluso a preocuparse de qué pasaría, de si se estaba metiendo en problemas... Sabía que podía curar a los que dañaba sin problemas, pero el hecho de que estuviera dañando a sus aliados era algo que hasta Shizune, sin ser una ninja como tal, sabía era una muy mala idea.
No fue hasta que Shikaku llegó, utilizando su sombra para controlar a Tsunade en un tira y afloja, que empezó a calmarse. Primero tuvo que usar todo y más para detenerla, y aún así Tsunade se movía, a paso tortuga, pero se movía hacia Shikaku para romperle la cara por detenerla y cancelar sus ordenes. la suerte fue que activo el Kagemane desde muy lejos para evitar que pudiera alcanzarlo.
Charlas y más gritos, pero ahora entre ambos, hasta que Tsunade pareció desistir y salió corriendo, como si ella misma fuera a ir sola al frente, pero cuando varios iban a seguirla para detenerla, Shikaku les dijo que no; no iba a huir, solo necesitaba estar sola.
Shizune miró a Shikaku, y luego se fue corriendo tras su maestra.
Difícil no fue encontrarla, y seguro que si hubiera enemigos cerca tampoco habrían tenido problema: los temblores, los sonidos de explosiones, llevaron a Shizune hasta una montaña cercana, una pequeña sin lugar a dudas, pero montaña a fin y al cabo: seiscientos metros... Y estaba siendo pulverizada, golpeada, pisoteada, sus mismas rocas iban en contra de la tierra, más derrumbes haciendo que más se rompiera. Tuvo en varios momentos que saltar y esquivar para intentar seguir el paso a su maestra que parecía un monstruo.
Para cuando la alcanzó se encontraba de rodillas, golpeando el suelo... Pero como una persona, una mujer normal. Sus manos estaban heridas, sus uñas estaban rotas al intentar la brillante de excavar en la tierra con ellas. Se quedó lejos, sin saber qué hacer, qué decir o como actuar, pero sabía que debía permanecer a su lado por cualquier cosa. Los sollozos se escuchaban, gritos entre ellos, llorando fuerte, llorando con ganas. La escuchó pedir a los dioses y al cielo de proteger a su madre, de que nada malo le pasara, que las tropas de Konoha lograran llegar a tiempo, de que nada pasara a mayores... Y fue también en ese momento en que notó que había varias Katsuyu alrededor, entre los escombros, seguramente un pedazo grande que fue atacado por las rocas y se llegó a dividir para sobrevivir.
Una Katsuyu pequeña se subió a Shizune, y entre ambas se quedaron viendo a Tsunade hasta que Katsuyu habló, informando de que Mito igual tenía un contrato con ella, así que Tsunade la invocó para intentar comunicarse, que la llevara, si había una guerra seguro la necesitaba, pero Katsuyu le informó que, al menos a ella, no la había invocado; estaba investigando si alguna de sus hijas fue invocada, pero hasta ahora no había conseguido esa información para entregarle, por eso tampoco se había acercado a ella.
Así mismo, Katsuyu le informó a Shizune si conocía a Nawaki, a lo cual llegó a asentir. No lo conocía físicamente, pero sabía que era el hermano menor de Tsunade y entendía que vivía lejos, donde pudiera crecer tranquilo. Katsuyu le dijo que, en efecto, era así... Y ese lugar "lejano" era esa misma aldea que había atacado Kirigakure. Nawaki quedó a cargo de la madre de ambos cuando Hashirama murió y se crearon las aldeas, tanto para entrenarlo, como para darle una vida de paz luego de todo el caos que hubo en su momento.
Shizune llegó a mirar con tristeza a Tsunade, su desesperación no solo era por que no podía ayudar en nada a su abuela, también era por la preocupación de su hermano menor; para ella, a pesar de todo, seguía sin poder ayudar a su familia.
Las horas pasarían, Katsuyu no informaría nada, y ella junto a Shizune se quedarían viendo a Tsunade caer a llorar, solo para levantarse con más ira en sus puños para seguir destruyendo la montaña. Nadie más se acercó durante esos momentos, las horas pasaron, la hora donde debería haber llegado el ejército de Konoha pasó ya hace un par detrás, y Tsunade solamente seguía en lo suyo.
Al final de ese maldito día, una montaña menos existiría en Konoha.
Tres días después, las noticias ya llegarían con lujo de detalles a los oídos de Tsunade.
Y ante esas noticias, al cuarto día después del ataque de Uzushiogakure, Tsunade Senju abandonaría la aldea de Konoha.
Tsunade empezó a gritar a todos los que estaban cerca que tomaran a todos los ninjas y se prepararan para viajar en quince minutos, cualquier cosa que no fuera útil para el combate o salvar vidas se quedaría atrás, y saldrían a toda velocidad. Iba de un lado a otro, sus pisadas rompían el suelo con los tacones que traía. La escuchaba murmurar una cosa u otra, sin mucha lógica detrás, lo que le preocupaba.
Algunos ninja intentaron calmarla, y cuando esta empezó igual a soltar manotazos que, con su fuerza, eran en esencia ataques letales... Unos ninja tuvieron que saltar para detenerla, intentar calmarla, lo cual hizo todo lo contrario: más gritos, golpes, el mismo edificio donde estaban empezó a caerse y Shizune tuvo que salir corriendo de ahí mientras el caos seguía ocurriendo. Llegó incluso a preocuparse de qué pasaría, de si se estaba metiendo en problemas... Sabía que podía curar a los que dañaba sin problemas, pero el hecho de que estuviera dañando a sus aliados era algo que hasta Shizune, sin ser una ninja como tal, sabía era una muy mala idea.
No fue hasta que Shikaku llegó, utilizando su sombra para controlar a Tsunade en un tira y afloja, que empezó a calmarse. Primero tuvo que usar todo y más para detenerla, y aún así Tsunade se movía, a paso tortuga, pero se movía hacia Shikaku para romperle la cara por detenerla y cancelar sus ordenes. la suerte fue que activo el Kagemane desde muy lejos para evitar que pudiera alcanzarlo.
Charlas y más gritos, pero ahora entre ambos, hasta que Tsunade pareció desistir y salió corriendo, como si ella misma fuera a ir sola al frente, pero cuando varios iban a seguirla para detenerla, Shikaku les dijo que no; no iba a huir, solo necesitaba estar sola.
Shizune miró a Shikaku, y luego se fue corriendo tras su maestra.
Difícil no fue encontrarla, y seguro que si hubiera enemigos cerca tampoco habrían tenido problema: los temblores, los sonidos de explosiones, llevaron a Shizune hasta una montaña cercana, una pequeña sin lugar a dudas, pero montaña a fin y al cabo: seiscientos metros... Y estaba siendo pulverizada, golpeada, pisoteada, sus mismas rocas iban en contra de la tierra, más derrumbes haciendo que más se rompiera. Tuvo en varios momentos que saltar y esquivar para intentar seguir el paso a su maestra que parecía un monstruo.
Para cuando la alcanzó se encontraba de rodillas, golpeando el suelo... Pero como una persona, una mujer normal. Sus manos estaban heridas, sus uñas estaban rotas al intentar la brillante de excavar en la tierra con ellas. Se quedó lejos, sin saber qué hacer, qué decir o como actuar, pero sabía que debía permanecer a su lado por cualquier cosa. Los sollozos se escuchaban, gritos entre ellos, llorando fuerte, llorando con ganas. La escuchó pedir a los dioses y al cielo de proteger a su madre, de que nada malo le pasara, que las tropas de Konoha lograran llegar a tiempo, de que nada pasara a mayores... Y fue también en ese momento en que notó que había varias Katsuyu alrededor, entre los escombros, seguramente un pedazo grande que fue atacado por las rocas y se llegó a dividir para sobrevivir.
Una Katsuyu pequeña se subió a Shizune, y entre ambas se quedaron viendo a Tsunade hasta que Katsuyu habló, informando de que Mito igual tenía un contrato con ella, así que Tsunade la invocó para intentar comunicarse, que la llevara, si había una guerra seguro la necesitaba, pero Katsuyu le informó que, al menos a ella, no la había invocado; estaba investigando si alguna de sus hijas fue invocada, pero hasta ahora no había conseguido esa información para entregarle, por eso tampoco se había acercado a ella.
Así mismo, Katsuyu le informó a Shizune si conocía a Nawaki, a lo cual llegó a asentir. No lo conocía físicamente, pero sabía que era el hermano menor de Tsunade y entendía que vivía lejos, donde pudiera crecer tranquilo. Katsuyu le dijo que, en efecto, era así... Y ese lugar "lejano" era esa misma aldea que había atacado Kirigakure. Nawaki quedó a cargo de la madre de ambos cuando Hashirama murió y se crearon las aldeas, tanto para entrenarlo, como para darle una vida de paz luego de todo el caos que hubo en su momento.
Shizune llegó a mirar con tristeza a Tsunade, su desesperación no solo era por que no podía ayudar en nada a su abuela, también era por la preocupación de su hermano menor; para ella, a pesar de todo, seguía sin poder ayudar a su familia.
Las horas pasarían, Katsuyu no informaría nada, y ella junto a Shizune se quedarían viendo a Tsunade caer a llorar, solo para levantarse con más ira en sus puños para seguir destruyendo la montaña. Nadie más se acercó durante esos momentos, las horas pasaron, la hora donde debería haber llegado el ejército de Konoha pasó ya hace un par detrás, y Tsunade solamente seguía en lo suyo.
Al final de ese maldito día, una montaña menos existiría en Konoha.
Tres días después, las noticias ya llegarían con lujo de detalles a los oídos de Tsunade.
Y ante esas noticias, al cuarto día después del ataque de Uzushiogakure, Tsunade Senju abandonaría la aldea de Konoha.

Junto con Tsunade, Shikaku había sido enviado lejos, demasiado lejos de Konoha como para siquiera pensar en alguna estrategia cuando supo la noticia. Se encontraban en el País del Hierro, o al menos, cerca de sus límites donde pocos ninjas eran invitados para dialogar con esa nación que se había aislado del mundo, el último lugar donde los antiguos Samurai seguían existiendo. Fueron enviados ahí en una misión diplomática. Shikaku se encontraba ahí para conversar la idea de que el lugar fuera usado como un punto neutral entre las aldeas, con la idea de que hubiera una charla de paz entre todas para evitar el desastre. Tsunade estaba ahí para intentar compartir conocimiento e ingredientes, pues había leyendas sobre varias plantas e ingredientes médicos muy importantes en ese lugar.
Lo primero que hizo apenas supo de la noticia fue ir directo hacia Tsunade. No solo porque ya estaba escuchando gritos, si no porque sabía lo que iba a pasar, lo que iba a querer hacer Tsunade, y el caos que iba a salir: hija de Hashirama Senju y Mito Uzumaki, un dato que no muchos conocían, la Princesa Dorada era llamada así no solo por su cabello, si no porque era el "símbolo" de Konoha de cierta manera, un ídolo dentro, al ser hija del más grande ninja en los tiempos recientes, uno muy querido por muchas personas y clanes, mientras que su madre era una figura también reconocida como una sacerdotisa sumamente importante, era la "Golden Child" de Konoha de cierta manera.
Y seguro eso la había salvado por mucho tiempo de sus arrebatos, pero si perdía el control ahora, quizá eso no iba a importar mucho. Los heridos no fueron de gravedad, así que apenas llegó a distancia, activó su jutsu para calmarla. Más gritos, charlas y tratar de que entendiera que no podía hacer nada; la mejor opción era la invocación inversa, ya sea por Katsuyu u otra persona, pero necesitaban estar aquí ahora más que nunca, pues si ellos lograban esa charla de paz, luego de este caos, evitarían cualquier escalación. Shikaku podría estar ahí como diplomático, pero Tsunade era una figura que incluso países extranjeros entendía su significado, y podían usar eso en su favor.
Tsunade no dijo nada, pero en sus ojos vio que entendía bien eso... Cuando se fue, Shikaku la dejó ser, incluso cuando vio a su aprendiz ir detrás de ella, y aunque algunos temieron por su seguridad, Shikaku supuso que estaría bien, Tsunade no levantaría un dedo en su contra.
Dejando a Tsunade trabajar, Shikaku se dio vuelta para seguir repasando los planes para charlar con los Samurai, aunque no pudo concentrarse muy bien, pues su mente estaba en otro lado, analizando los hechos, analizando los días, semanas y meses anteriores, cada pedazo de información, de las ordenes dadas por el Hokage, dadas por todos, las otras aldeas, cada movimiento.
En su mente las ideas viajaban de un lado a otro, a velocidades demasiado grandes para que otra persona común pudiera seguir tan fácil. Ideas se amontonaron, hipótesis, planes, estrategias, que hacer en caso de fallar, en caso de ganar, en caso de una derrota, lo que necesitaban hacer apenas regresaran a la aldea, pero todo volvía a la misma idea molesta que tenía desde hace ya varios meses, y que Inoichi le estaba ayudando a descifrar hasta su desafortunadamente: por qué tenía la molesta idea de que el Hokage ocultaba algo muy grande de todos.

Siendo el primero en enfrentar, y conseguir empate, con Sunagakure en varios combates importantes, Jiraiya casi que siempre se encontraba por esos lados, tal vez en algunos casos no como un combatiente, pero siempre cerca para lidiar con problemas, y esa vez fue una de ellas. Habiendo recibido información de que Sunagakure atacaría, fue llamado para ver la fuerza del nuevo Jinchūriki, quizá sin tanto control y poder deshacerse de una gran amenaza lo más rápido posible, o al menos esa era la idea.
Cuando la noticia le llegó se encontraba tomando con los comandantes de la división que estaba ahí. La información era solo para él, le pasaron el pergamino, lo abrió y lo leyó, su rostro pasó a ser uno serio, y parecía que estaba leyendo varias veces la información sobre lo que pasó, y cuando terminó cerró el pergamino y lo llegó a quemar.
Muchos se quedaron confundidos ¿Qué había leído? ¿Suna estaba a punto de atacar?
Uno se atrevió a preguntar eso, dos veces porque la primera Jiraiya seguía solamente pensativo, pero cuando lograron romperlo del trance, Jiraiya volteó a ver a todos y cada un antes de sonreír alegremente y levantar la copa de sake, exclamando de que tantos juegos de azar y mujerzuelas le habían llegado a dejar en bancarrota, así que quizá iba a explorar esa idea de ser un autor de libros para ganar más dinero.
Todos llegaron a reírse con ganas y levantaron las copas junto con él. El mensajero, confundido, miró a Jiraiya y le preguntó si estaba... todo bien. Mirando al mensajero con una media sonrisa, asintió con seguridad "Completamente seguro. Todo estará bien"
Quizá no tenía la inteligencia de Shikaku Nara. No era tan buen líder y con grandes contactos como Hiruzen, Ni era tan excelente espía como Inoichi. Pero algo tenía sobre todos y cada uno de ellos, sus instintos eran de lo mejor, y esa apuesta que hizo iba a devolver una ganancia, una muy, muy grande, y ahora mismo brindaba por ella: Konoha estaría bien, Uzushiogakure estaría bien.
No había nada de que preocuparse.
Cuando la noticia le llegó se encontraba tomando con los comandantes de la división que estaba ahí. La información era solo para él, le pasaron el pergamino, lo abrió y lo leyó, su rostro pasó a ser uno serio, y parecía que estaba leyendo varias veces la información sobre lo que pasó, y cuando terminó cerró el pergamino y lo llegó a quemar.
Muchos se quedaron confundidos ¿Qué había leído? ¿Suna estaba a punto de atacar?
Uno se atrevió a preguntar eso, dos veces porque la primera Jiraiya seguía solamente pensativo, pero cuando lograron romperlo del trance, Jiraiya volteó a ver a todos y cada un antes de sonreír alegremente y levantar la copa de sake, exclamando de que tantos juegos de azar y mujerzuelas le habían llegado a dejar en bancarrota, así que quizá iba a explorar esa idea de ser un autor de libros para ganar más dinero.
Todos llegaron a reírse con ganas y levantaron las copas junto con él. El mensajero, confundido, miró a Jiraiya y le preguntó si estaba... todo bien. Mirando al mensajero con una media sonrisa, asintió con seguridad "Completamente seguro. Todo estará bien"
Quizá no tenía la inteligencia de Shikaku Nara. No era tan buen líder y con grandes contactos como Hiruzen, Ni era tan excelente espía como Inoichi. Pero algo tenía sobre todos y cada uno de ellos, sus instintos eran de lo mejor, y esa apuesta que hizo iba a devolver una ganancia, una muy, muy grande, y ahora mismo brindaba por ella: Konoha estaría bien, Uzushiogakure estaría bien.
No había nada de que preocuparse.

Luego de los últimos acontecimientos, de la muerte de Shisui, la desaparición de Sasuke, Yusuko había avanzado a tomar el control de Akatsuki. Un par llegó a abandonar la organización luego de escuchar el discurso de Yusuko, diciendo de que no se alineaban con esa visión y no veían alguna utilidad a Akatsuki ahora que Shisui había muerto y Sasuke no aparecía por ningún lado, el resto se quedó, no solo para mantenerse en un lugar en donde había gente que le cubriera las espaldas, si no por el plan de Yusuko.
Esparció el rumor de que Akatsuki había sido expulsada de Amegakure, de que el mismo Yusuko había muerto logrando eso, y ahora mismo, el Amekage que se encontraba al mando, con una popularidad que hasta le causaba ciertos celos a Yusuko, era Sanshōuo no Hanzō.
Asegurando túneles y caminos secretos para entrar y salir de la aldea sin ser detectados a todos los Akatsuki que quedaban, Yusuko se dirigió a todo su Akatsuki para que iniciaran esa nueva misión: proteger los secretos del Rikudō Sennin y acabar con todos los que se acercaran a ellos, así como la misión más importante de todas: encontrar, y capturar, a las Nueve Bestias con Cola.
Esparció el rumor de que Akatsuki había sido expulsada de Amegakure, de que el mismo Yusuko había muerto logrando eso, y ahora mismo, el Amekage que se encontraba al mando, con una popularidad que hasta le causaba ciertos celos a Yusuko, era Sanshōuo no Hanzō.
Asegurando túneles y caminos secretos para entrar y salir de la aldea sin ser detectados a todos los Akatsuki que quedaban, Yusuko se dirigió a todo su Akatsuki para que iniciaran esa nueva misión: proteger los secretos del Rikudō Sennin y acabar con todos los que se acercaran a ellos, así como la misión más importante de todas: encontrar, y capturar, a las Nueve Bestias con Cola.

Luego de aquello que había aprendido, de lo visto y de la visita tan cerca de la muerte que tuvo, Orochimaru adelantó sus objetivos: entregó todo lo que tenía que entregar al Hokage, tal cual como lo deseó, pero apenas pudo escapar, lo hizo. No abandonaría Konoha, de cierta forma le gustaba esa aldea, le tenía cariño, y hasta ahora le servía seguir estando ahí... Pero para seguir expandiendo su conocimiento, sus necesidades y encontrar la inmortalidad, debía de ramificar sus inversiones, y ahora le tocaba probar si sus propios proyectos personales le darían frutos.
Mientras Konoha y Kiri se enfrentaban allá, a puertas de los Uzumaki, y aunque hubiera deseado estar ahí para ver que clase de jutsus y habilidades veía, sobre todo por sus clientes privados de Kiri... Ahora tenía un asunto más importante, con el líder de la Aldea del Sonido.
Miró hacia arriba, a la mansión del Otokage y sonrió. Si su experimento tenía éxito, esto sería rápido, sin dolor, sin que nadie se enterara al controlar rápido la aldea y evitar que se filtrara la información, lograría tomar control de toda una aldea ninja, y más importante, podría mantener todo fuera del radar del Hokage y de Danzō: se había asegurado de hacerlo este día para evitar cualquier fallo, pues aunque aún no entendía cómo o cuál era el secreto, sabía que esos dos, o al menos el Hokage, tenían una forma de espionaje que superaba la suya.
Pero si toda la atención estaba en Uzushiogakure...
Junto sus manos, haciendo un sello de invocación, y mientras las alarmas seguro que saltaban por chakra ajeno dentro de la aldea, del suelo empezarían a emerger tres ataúdes, con los kanji que creaban dos palabras; una repetida en dos ataúdes.
Senju
Uchiha
Mientras Konoha y Kiri se enfrentaban allá, a puertas de los Uzumaki, y aunque hubiera deseado estar ahí para ver que clase de jutsus y habilidades veía, sobre todo por sus clientes privados de Kiri... Ahora tenía un asunto más importante, con el líder de la Aldea del Sonido.
Miró hacia arriba, a la mansión del Otokage y sonrió. Si su experimento tenía éxito, esto sería rápido, sin dolor, sin que nadie se enterara al controlar rápido la aldea y evitar que se filtrara la información, lograría tomar control de toda una aldea ninja, y más importante, podría mantener todo fuera del radar del Hokage y de Danzō: se había asegurado de hacerlo este día para evitar cualquier fallo, pues aunque aún no entendía cómo o cuál era el secreto, sabía que esos dos, o al menos el Hokage, tenían una forma de espionaje que superaba la suya.
Pero si toda la atención estaba en Uzushiogakure...
Junto sus manos, haciendo un sello de invocación, y mientras las alarmas seguro que saltaban por chakra ajeno dentro de la aldea, del suelo empezarían a emerger tres ataúdes, con los kanji que creaban dos palabras; una repetida en dos ataúdes.
Senju
Uchiha

Mientras todos fueron a hacer algo especifico, donde tenían refuerzos alrededor, gente que comandar o algo así, Isochi finalmente se le había dado una tarea que involucraba ir solo, una que no podría rechazar, una que esperaba con ansias: Itama le había dado las coordenadas para reunirse con Itachi, y juntos debían de ir a lidiar con Uchiha Sasuke. Sin embargo, una mentira: luego le daría alguna excusa, alguna razón del por qué no estaba ahí Uchiha Itachi, las cosas seguirían igual, e Isochi de nuevo estaría lejos para evitar meterse. Pues, a diferencia del resto, Itama no confiaba en que si recibía la información no se daría vuelta de inmediato y avanzaría, rompiendo récord de viaje, para llegar e interferir: esa era la clase de persona, y de ninja, que Isochi era a ojos de Itama, un potencial peligro para sus planes.
Pero las cosas no serían tan fáciles, nunca lo son.
Mientras Isochi viajaba, pensando en mil formas de intentar hacer cambiar la mente de todos, de calmar a Sasuke, de repasar incluso todo tipo de estrategia de combate sin que lo dañara para evitar problemas, se detuvo por un momento. Miró a su alrededor, habiendo jurado escuchar algo, pero poco a poco... No, debió ser su imaginación, y avanzó.
O eso pareció hacer, en vez de eso, preparó un clon que lo mandó a volar lejos, pues un ataque había aparecido debajo del suelo. O muy rápido de arriba, pues en un instante no había nada, y en el otro, un cubo gigante había aparecido ahí.
Mirando a su alrededor, sabiendo que había un enemigo, se preparó para combatir. Esquivo otros ataques de esos cubos extraños que aparecían de la nada, así como otros ataques difíciles de seguir, pero su instinto le permitía lograrlo.
Finalmente daría con su agresor. Algo lejos, pero con línea visual directa a donde estaba.
Avanzó hacia su enemigo, esquivando y bloqueando los ataques que le llegaban, evadiendo algunas trampas en forma de sellos que iban apareciendo, junto con más cosas que, honestamente, eran sumamente difíciles de lidiar de forma normal, pero lo lograría, avanzaría tan rápido y con eficacia como para alcanzar a quedar unos metros debajo del enemigo, y a unos 10m de longitud.
Jigen se le quedó viendo, alabando el poder que tenía Isochi... Y luego dio una simple declaración que ocasionó que el ninja de Konoha se tomara esto muy enserio, pidiendo perdón en su mente a Itachi porque seguramente iba a llegar tarde a la reunión.
La declaración de Jigen fue directa y absoluta: Isochi moriría aquí y ahora.
Pero las cosas no serían tan fáciles, nunca lo son.
Mientras Isochi viajaba, pensando en mil formas de intentar hacer cambiar la mente de todos, de calmar a Sasuke, de repasar incluso todo tipo de estrategia de combate sin que lo dañara para evitar problemas, se detuvo por un momento. Miró a su alrededor, habiendo jurado escuchar algo, pero poco a poco... No, debió ser su imaginación, y avanzó.
O eso pareció hacer, en vez de eso, preparó un clon que lo mandó a volar lejos, pues un ataque había aparecido debajo del suelo. O muy rápido de arriba, pues en un instante no había nada, y en el otro, un cubo gigante había aparecido ahí.
Mirando a su alrededor, sabiendo que había un enemigo, se preparó para combatir. Esquivo otros ataques de esos cubos extraños que aparecían de la nada, así como otros ataques difíciles de seguir, pero su instinto le permitía lograrlo.
Finalmente daría con su agresor. Algo lejos, pero con línea visual directa a donde estaba.
Avanzó hacia su enemigo, esquivando y bloqueando los ataques que le llegaban, evadiendo algunas trampas en forma de sellos que iban apareciendo, junto con más cosas que, honestamente, eran sumamente difíciles de lidiar de forma normal, pero lo lograría, avanzaría tan rápido y con eficacia como para alcanzar a quedar unos metros debajo del enemigo, y a unos 10m de longitud.
Jigen se le quedó viendo, alabando el poder que tenía Isochi... Y luego dio una simple declaración que ocasionó que el ninja de Konoha se tomara esto muy enserio, pidiendo perdón en su mente a Itachi porque seguramente iba a llegar tarde a la reunión.
La declaración de Jigen fue directa y absoluta: Isochi moriría aquí y ahora.
[Minato Namikaze (Rango S++)] (00 XP | 00 IP | 00 AP | 00 Cargas | 00 Radiance)
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[Anotaciones del Evento]
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[Anotaciones del Evento]
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